Tras la difusión de una fotografía donde aparece en una reunión presuntamente con uno de los líderes de un grupo delictivo que opera en la zona, el empresario Pedro Segura intentó lavarse las manos y controlar la narrativa. Desde sus redes sociales, subió una versión recortada de la imagen y afirmó que se trataba de un intento de extorsión en su contra, buscando así anticiparse al escándalo y polarizar la percepción pública.
En su publicación de Facebook, Segura escribió que estaba siendo víctima de extorsión, justificando el encuentro como una supuesta reunión para gestionar el equipamiento de un hospital de primer nivel. Sin embargo, en la fotografía original, la escena se muestra en un ambiente aparentemente cómodo y ameno, lo que contradice la versión de una situación forzada o amenazante.
Pedro Segura, quien en sus discursos públicos se ha esforzado en proyectar la imagen de una persona ejemplar, parece confirmar sus propias palabras cuando afirma conocer tanto a “Dios como al Diablo”. La fotografía y su reacción inmediata abren la puerta a cuestionar qué clase de acuerdos o relaciones mantiene realmente, más allá del discurso que intenta sostener.
La pregunta queda en el aire: ¿Fue realmente una reunión inocente o estamos ante una evidencia más de los vínculos que algunos empresarios podrían mantener en la sombra?
¿Usted qué opina?
